Mientras que la coronavirus La pandemia se extendió rápidamente por todo el mundo y nos mantuvo a la mayoría escondidos dentro de nuestras casas. Los científicos han trabajado incansablemente para descubrir cómo nos infecta el virus y los posibles daños que causa. En las últimas semanas, ha surgido nueva evidencia de que los pacientes con infecciones por COVID-19 pueden perder el sentido del olfato, una condición conocida como “anosmia”.
Se sabe que los coronavirus anteriores causan pérdida del olfato, según la Sociedad Rinológica Británica. Los informes de algunas de las naciones más afectadas sugieren que este nuevo coronavirus, denominado SARS-CoV-2, ha afectado la capacidad de los pacientes para detectar olores. La afección parece estar tan extendida que algunas asociaciones médicas sugieren que debe agregarse a los síntomas para la detección de infecciones por COVID-19.
En un nuevo estudio, aún pendiente de revisión por pares y enviado al repositorio bioRxiv el 28 de marzo, un grupo de científicos de Harvard exploró la relación entre el virus y la pérdida del olfato al examinar genes en el sistema olfativo: la nariz y las vías que conducen Transmite información “olfativa” a tu cerebro.
“Parece haber una fuerte asociación entre el desarrollo de trastornos del olfato y la adquisición de COVID-19”, dijo Sandeep R. Datta, neurobiólogo y autor principal de la publicación preimpresa, en un comunicado a Harvard Crimson. “Parece que esto podría ser uno de los sellos distintivos de la enfermedad”.
Los científicos han demostrado que el SARS-CoV-2 infecta las células mediante el uso de su proteína “pico”, que permite que el virus se adhiera a la superficie de una célula humana a través de un receptor conocido como ACE2. El pico de proteína hace clic en su lugar como un USB en una ranura USB y permite que el coronavirus se apodere de la célula. El robo descarado hace que el SARS-CoV-2 haga más copias de sí mismo, pero también puede causar daño celular.
Datta y su equipo sospecharon que las células nerviosas responsables del olor pueden estar dañadas por el virus y luego examinaron los conjuntos de datos para ver si las células contenían ACE2 y otra proteína que ayuda al SARS-CoV-2 a ingresar a las células. Fue entonces cuando llegó la sorpresa.
Los conjuntos de datos sugieren que no células nerviosas en las que entra el SARS-CoV-2, pero un subconjunto diferente de células “epiteliales”: las células de las superficies internas de la nariz. Un subconjunto específico de células, las células que sostienen, también puede verse afectado negativamente, lo que puede manifestarse como una pérdida del olfato.
Aún no se ha determinado si COVID-19 puede causar pérdida permanente del olfato. En la conversación, Carl Philpott, rinólogo de la Universidad de East Anglia, sugiere que es demasiado pronto para decir cuál puede ser el daño a largo plazo. El trabajo de Datta y sus colegas sugiere que los efectos pueden ser duraderos, porque el SARS-CoV-2 también puede infectar células madre, aquellas células que eventualmente maduran y se convierten en células funcionales en la nariz.
Los autores del estudio concluyen que se necesitarán más experimentos para mostrar definitivamente cómo nuestro sentido del olfato se ve afectado por COVID-19, pero parece más claro que debemos tener cuidado con la anosmia como síntoma de infección.
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